BAILABUEN: SAINETE EN DOS ACTOS

 

DON ERASMO – Huaso macuco, viejo, baqueano, cordillerano, contrabandista, cuatrero.

EL GAUCHO – Don Tristán Álvarez. Socio de don Erasmo; cuatrero argentino.

PEREJIL – Mozo cesante, vagabundo, aventurero.

CLARITA – Mujer joven y bien parecida, amancebada con don Erasmo.

DOÑA PAVEZ – Madrastra de don Erasmo.

LA DIUCA – Cantora, profesional, infaltable en velorios, trillas y remoliendas camperas.

EL COIPO – Ex presidiario, peón del por si acaso, lenguaraz, amancebado con la cantora.

DOS GAUCHOS – Mozos de don Tristán.

DOS HUASOS – Mozos de don Erasmo.

INQUILINOS Y MUJERES DEL CAMPO

 

Rancho de corredores en una esquina del escenario, con puerta y ventana al frente. Al fondo, pirca de piedras y paisaje cordillerano, con resquicios de verdura al comienzo, y luego contrafuerte del cordón andino, por Lonquimay. Los dos actos suceden en este mismo sitio.

 

ACTO PRIMERO

 

ESCENA PRIMERA

 

(En una batea colocada cerca del rancho, Clarita escobilla ropa. Los gauchos y los huasos forman un grupo al lado opuesto de ella, mateando alrededor del fogón y dando vueltas un costillar en el asador).

 

Perejil.

—Güenos días, Clarita... Ay, que ver los veteranos firmeros pa la pestaña! ....Ta corría ya la media mañana y entuavía no han puesto los güesos de punta...

 

Clarita.

—Déjalos que escansen, que harto molíos deben haber llegao con la caminata de estos vericuetos cordilleranos... Senderos más engañaores !

 

Perejil.

—Pa eso tienen güenas bestias y con montura e tanta pellonera van en una cuja, mire vea!

 

Clarita.

—Pero la cordillera es maltrataora y la cordillera no se amansa así no más... Y el oficio es pa peor!

 

Perejil (cauteloso y al oído).

—Y yo que pasé anoche de pensión por no verte...

 

Clarita.

—Tate callao, que está la pioná ey...

 

Perejil (disimulando).

—Cansao llegaría el dueño, cuando no dejó el clavel en su mata, porque no espuntar pestaña a esta hora es vicio e flojera...

 

Clarita.

—Poco entrometío ti han de ver! Caa uno con su gusto... Lo primero es pasar la fatiga, que ya vendrá la cola en demasía...

 

Perejil.

—Así será el amor de la vejez, unque mienten tanto los milagros del Bailabuén! ... Purita leyenda el tal Bailabuén...! Voy a aporcar esas habas antes que se me queiga la reseca, porque después ni con juerzas de Bailabuén le meto el azadón... Adiosito, pues mi alma!... Pasé pa vela, porque estos días usté va a ser como la flor de la higuera...

 

Clarita.

—Yo no necesito verte pa sentíte! (Suspira profundamente). Espabílate luego será mejol, mira que áura tenimos que hilar delgado y vos échate un ñuo en la sin hueso... Hay más ojos y más lenguas que sentimiento!

 

Perejil.

—A ningún sordo se los habas dicho... (Iniciando el mutis). Ta güerió el olfateo del asao, pero no me pían que me sirva, porque yo estoy a dieta de hulpo… Gauchos parecen por lo precisos pal churrasco y pal mateo...

 

 

ESCENA SEGUNDA

 

Gaucho 1.

—Velay con los jotes, canejo!

 

Gaucho 2.

—A este le cuadra la versaina del finao del Campo:

 

"Vide una vez una flor Más bien nunca la mirara Que hoy día no me quejara Traspasao de dolor!"

 

Gaucho 1.

—Voltiá el churrasco, disgraciao!... Ansina, mirá que la recoldá está bramaora...

 

Gaucho 2.

—Pa comer carne crúa nos falta resuello, che!

 

Huaso 1.

—Mi ración la cambeo por guarapo... A qué tanto chamelico de churrasco, cuando el guarapo es polvoraso, amigo... Y el mate lo dejo pa cuando me esté liendreando la pelá...

 

Gaucho 1.

—Parece quel dueño ya se apió de la catrera!

 

Gaucho 2.

—Ey viene pus oh!

 

(Entra don Erasmo y saluda al grupo).

 

Don Erasmo.

—Güenos días, la compaña...

 

Gauchos y Huasos.

—Güenos días con la suya!

 

Don Erasmo.

—Ta listo el asao?

 

Gaucho 1.

— Estamos metiendolé, pero el churrasco parece de taita viejo!

 

Don Erasmo.

— Entonces tienen pa ratazo... Será mejor, entonces, que se lléven la pava y el asaor y a la güeltecita del correor se desayunan...

 

Gaucho 1.

— Para allá vamos... Sin priesa... Llevá la pava vos y el juego lo apilai vos...

 

Gaucho 2.

—Tiralé un paverazo sonzo!

 

Huaso 1.

— Re puchas que joroba el dueño... Andavele pallá y andavele pacá... Y las tripas a mantención e viento!

 

Don Erasmo.

— Mermurando siempre el hijuna! Si estay veleidoso aprieta pa Lonquimay diunavez!

 

Huaso 1.

— Si yo no digo na, callao...

 

(Mutis huasos y gauchos, pausa).

 

 

ESCENA TERCERA

 

Don Erasmo.

—Y, cómo amaneció usté?

 

Clarita.

— Escansá pa servile!

 

Don Erasmo.

—Tiré al desvío a este grupo pa hablar más en confianza...

 

Clarita.

— Usté manda pues Erasmo...

 

Don Erasmo.

— Quí voy a mandar yo…! (Se ríe socarronamente). Miravé, con la niña tan alentó pa presumir! ... Vamos por parte! ... El bestia de su hombre pelando pelloneras en los contrajuertes y helándose el aliento en el recobro del arreo, y ella, la muy pinturita, enjabonándose el hocico pa parecerle bien a un mugriento aparecío, que no tiene más que las patas y el buche. Anoche no tey querío ecir ni una palabra siquerita, pa no escomponer el recebimiento del compadre Tristán Alvarez, pero áura aprovecho pa cobrarte la dita... Y no me ecís ná?

 

Clarita.

— Qué hablay de puro ansioso, porque en jamás tey faltao ni en la idea...

 

Don Erasmo.

— Si no...! Al güey por el asta y a la mujer por lo que parece! Frúncete mejor y no me hagay difariar contra ná!...

 

Clarita.

— Es un pión como un cualquerita...

 

Don Erasmo.

—Y ende cuándo estay autorizá pa contratarme gente? Díme !

 

Clarita.

— Es que los trabajos necesitan juerzas de hombre... Harto apurmoná questoy con el quihacer de la casa y aura con tu hacienda que crece... Caa arreo te deja más vacas y más capones que si juerai un hacendao cacharpiao... Yo te los voy a campiar? Yo te voy a lavar los chirpes? Yo voy a hacer la comía? Ni un pienso pues Erasmo... Vos también debis ser más comprendío...

 

Don Erasmo.

— Pero un pión pajuerano instalao en la casa y el dueño tirao al relente como un guanaco!.. Qué vá a estar bien mi alma... Contimás que ese perejil sin hojas tiene cara de toas las hambres...

 

Clarita.

— Pensay por pensar... Pero Ña Pavez está viejaña y yo no tengo juerzas pa dscurrir tanta porción de obligaciones... El otro pobre trabaja como malo e la cabeza y le faltan manos y le sobra comedimiento pa cumplir al fiel... Qué más querís?

 

Don Erasmo.

—Y, cómo llegó ese trato a pelotear lo qui han despreciao los triles? (Pausa). Estoy pensando que tenis razón, pero la autoriá es pa averiguar, así es que de que vaya soltando la punta verdá d'esta aparición que me llegó a poner veleidoso...

 

Clarita (secándose las manos en el delantal).

— Puras aflicciones gana una mientras más aprecea al hombre... Al fin, no tenis los sentires entarugaos... Esta maldita cordillera pone pieuruos a los cristianos y unque tomen el bailabuén a pasto, siempre andan en rezongo e los celos, con la sangraza negra e visiones…

 

Don Erasmo.

— Ya estay cachiruliando contra na! Cómo llegó el Perejil? Andavé cuenta... (Pausa).

 

Clarita.

— Ey taba lavando en la batea, fregando los chirpes y cantando pa espantar las ánimas, porque Na Pavez andaba rastrojiando a la chancha paria... Diun de repente atino a mirar de soslayo y vide al Perejil con el saco hombriao y ridéndose de veme tan ensimisma en la batea…"Qué busca, le ije!”... "Naa, me ijo, voy pasando por el camino ailante... Soy pajuerano sin perro que me laire! Ey andao como malo e la caeza y este piazo e tierra que parece una lombriz de mar a cordillera, se hincha como rana ortigá... No se puee cruzar así nomás sin una fatiga tremenda! Voy pa la Argentina porque estoy cabrero e cesante y puallá tengo un primo hermano que es vaquero e una estancia... Pero ya tengo los pies gastaos y me parece que voy a llegar caminando y caminando con los cho¬cos de las rodillas"... Espués me ijo: "Deje quere que me tire ey al reparo de correor?"... "Descanse no más le ije!"... Y al día siguiente tampoco se jue y Ña Pavez me ijo: "Miravé Clarita, queste hombre nos pue, dar provecho... Qnde comen dos mujeres tamién pue comer un hombre!"

 

Don Erasmo.

—Y onde come un hombre tamién puee comer otro, nuescierto? Y es ancha la cazuela pal hombre que suple, y el corazón es flojo y la lialtá una. toná que se olvida...

 

Clarita.

— Sigún y conforme... Y eso es too!

 

Ña Pavez.

—Tey tao oyendo aspavientero... Mirenló el medio pulimento que se trajo e las alturas!... Hemos buscao esta ayuda por la campaña, quial fin no es posible vivir en estas soledades sin un hombre que nos defienda de los peligros y nos ayue a cuidar tu hacienda. De caa arreo queda la tupición de vacas, de novillones, qué se yo, y pa campiarlos hace falta una persona formal... El Perejil nos cayó del cielo...

 

Don Erasmo.

—Pero no tiene muy güenas trazas y la intención es clara como l'agua.. .

 

Ña Pavez.

—Pero es alentao.. .

 

Clarita.

—Pa trabajaor por la comía nues caro tampoco...

 

Don Erasmo.

—Asiserá pu! Pero aonde hay una moza sola y una viejaña compadecía y complaciente, too es siembra en rone, así al voleo, sin barbecho y sin trabajo...

 

Ña Pavez.

—Güeno pues hijo... Si te parece mal aclaraló y que las endilgue por onde mismo vino... Pero nosotras nos vamos tamién pal pueblo, porque ya no somos capaces de curdiate los animales, tu casa y toas tus cacharpas, mientras te pasai meses de meses perdío en la cordillera... Sos baquiano pa juera, pero en tu casa no montay guardia paná... Y áura celoso... Tay chiflao e puelche! Lo estay !

 

Don Erasmo.

—Sinúes pa tanto Ña Pavez... Recompórtese los nervios! Ya iremos rochando cuál pata .levanta el quiltro... Y hemos terminao! ... Preparenlé el mate a mi compadre Tristán...

 

Gaucho Don Tristán (aparece bostezando).

— Estese callao compadre, si ya me priendi dieciocho amargos en un respiro...

 

Ña Pavez.

— Se enredó en las frezás... Güenos días don...

 

Gaucho Don Tristán.

— Güenos días la compañía... Cuando pego la pestañá en catrera firme, le tiro el lacillo a la muerte che... Por algo la cordillera nos da más desvelos quiuna china resfalosa, amigazo!

 

Don Erasmo.

—Esa es letra compadre... En nuabiendo mala cama pa animal cansao…

 

 

ESCENA CUARTA

 

Gaucho Don Tristán.

—Y, la niña linda, qué cuenta che?... Mi hace recordar los versos del viejo Pancho:

 

"Con eya no hay pingo arizco ni esperanza cabertera

ni china que nos engañe,

ni ilusión que no florezca..."

 

Clarita.

—Ná e particular me pasa mayormente don Tristán!

Gaucho Don Tristán.

— Parece que el viejo Erasmo estaba de reconvención... Si ya estaba esperando la felpiada, mire... porque soy más orejeador que bagual...

 

Ña Pavez.

— No diga don, si son difieriencias na más!

 

Clarita.

— Toos si han de imponer! Con su permiso don Tristán. (Mutis molesta).

 

Ña Pavez (Iniciando el mutis detrás de la moza).

— No te sofoques moleera... Ni que te hubieran soltao una colmena de tábanos, Clarita... Oye niña... Clarita! Espérame y no siai malcrió! (Pausa).

 

Don Erasmo.

— Le diste en la mesma cochezuela .. Preisamente estaba averiguando la cuestión del mentao Perejil... Es un desatino el pobrema! Vos sabes quel hombre disjuiciao por los celos hace veinticinco compadres con un ahijao.. .

 

Gaucho Don Tristán.

— Parece una pierna e Juda el guasito che! Andate con tiento, queste enjuta pala poseción y cimbra joventú... No ejís que mame el ternero, que pa estos azares del amor nuay que ser lerdón y ejarse de manguear por los costaos... Hay que tapase los ojos y mirarse padentrito… "Cuando ha dao un madrugón no ha visto usté embelesao ponese blanco azulao el más negro nubarrón?"...

 

Don Erasmo.

—Así mestá pareciendo a mí, pero hay razones de razones...

 

Gaucho Don Tristán.

—Cuando la china es pimpollo hay que curdialá y ansina no se dijuntia el ánimo, Aura, si el mancarrón está falluto y por si acaso no cuaja el bailabuén, hacese el zonzo recomienda la esperencia... (Pausa). Ta callao compadre? ... Qué le pasa?...

 

Don Erasmo.

—Es que ya vide la realidá!

 

Gaucho Don Tristán.

—Voltée las penas al zurrón y aproveche al pión antes que le volée la tristura, amigo Erasmo!

 

Don Erasmo.

—Consejos en carne ajena son corno tírale a la piara de manpuesto.

 

Gaucho Don Tristán.

—Por eso no habiendo como el soltería, cuando uno es arriero y llega con el bicho a morirse a la catrera, con la manea del fatalismo...

 

Don Erasmo.

—Nues por elicaeza, pero es rontra feo partirse la moza con el pión, unque sea pa estrujale el trabajo e balde...

 

Gaucho Don Tristán.

—Puah! Y si no le pellizca el corazón, velay, sueltelé el cabresto, que en la otra banda tamién tenimos allego... No hay que desesperanzase, mire amigo, sino cuando nos ronque l’olla…

 

Don Erasmo.

—Cállese iñol, quey viene un desalmao más filúo que su facón y con una lengua más dañosa que alacrán foguiao... Ey viene cantando El Coipo…(Se oye el tarareo de una letrilla popular).

 

Gaucho Don Tristán.

—Qui va’ser!... Tengo encargo de estos guanacos... Ya lo vide senderiando par paso del 'anima…

 

Don Erasmo.

—Sofrene más mejor la jeta y va de alivio... (En secreto). El perro ese estuvo encanao por asesino...

 

Gaucho Don Tristán.

—No se achique compadre, qu'el espinazo vivo no suelta nunca la taba... Don Erasmo. Así será... (Dirigiéndose a la pirca). Eh. Ailante Coipo y su compaña!

 

Gaucho Don Tristán.

—Está temblando?

 

Don Erasmo.

—Acuérdese iñol que ros valientes y el güen vino duran poco! Ailante Coipo...

 

El Coipo.

—Ve que óido tiene pa cachar al pajue rano… Y cómo lo devolvió la cordillera don? Pasapacá, Diuca…

 

Don Erasmo.

—Te mandé recao pa pespuntiar un rato... Te presento a mi recontra amigo el gaucho quebra don Tristán Alvárez…

 

El Coipo.

—Lo había óido mentar! Pa servirle con estos cinco... Tiene estampa pinturera!

 

Gaucho Don Tristán.

—Ya me lo había mencionao el compadre Erasmo... Pa servirle aquí 'o .en el otro pago! ... Y, la niña por qué no se arrima?

 

El Coipo.

—Es cortona la Diuca... pero alentá la confianza, curdiao con el relé y el chamanto!

 

Don Erasmo.

— Esperándola estábamos...

 

El Coipo.

— Oye, servile la mano a don...

 

La Diuca.

— Coo le vá…

 

Don Erasmo.

— Coo le va a dir? Como rejucile do vientazo norte pué!

 

Gaucho Don Tristán.

— Pare pangaré atropelladar! ... El compadre Erasmo me la mentó cuantuá y me ijo que ustecita era como perdiz para empollar el chiflío!

 

Don Erasmo.

—Ya verá compadre que yo no miento renunca.

 

La Diuca.

—Alabanzas desmedías no más. Yo jilguereo algo, pero éste canta mejol y bordonea mejol tamién...

 

El Coipo.

—No se atriagante de humildá m'hiji Ga... Si somo pareja al' fiel pal canto y pa lo que nos deja la vía somos bien sufrieres…

 

La Diuca (Dándole algunas manotadas por el cuerpo).

—Tan ansina que sos! Ilante diotras presonas!

 

Don Erasmo.

—Preisamente ti había mandao llamar pa celebrar la llegá de mi compadre  Tristán Alvarez, esta media estampa que tenis en frente!

 

Gaucho Don Tristán.

— Pa que se va a molestar compadre...

 

Don Erasmo.

— Estoy en mi pago y soy dueño, ni re! Así es de que vamos a dir preparando la charanga y nua de faltar ni vino ni canto... Mozos habirnos varios y chinas arriamos unas cuantas, por siaca! Andavete con Ña Pavez y la Clarita, que ya tienen botá una oveja pal opel y el ñachi... Pasen paentro e la casa... Yo voy a enseñale a éste gaucho viejo que tamién nos poímos tirar por rancheras... No te parece Diuca?...

Cuantúa te oide una ranchera que llegaba a escarbar en la méula... Andavete paentro con el Coipo...

 

La Diuca.

—A tu cueva Coipo…

 

 

 

Don Erasmo.

—Y vayan preparando luego la zafacoca, que estamos aburriéndonos a pura palabra: e consejo...

 

El Coipo.

—Con premiso pues don Alvarez....

 

Gaucho Don Tristán.

— Vaya no más...

 

Don Erasmo.

—Guagüereen algo, pero un algo no más y no se propasen...

 

La Diuca.

—No tenga curdiao... Yo le atajó la arrancá a este maula. (Mutis ambos).

 

Don Erasmo.

—Va a oír cosa fina compadre.

 

Gaucho Don Tristán.

—Veremos si esta Diuca me gatiya la mollera, que pa la bandurria tengo más entendeeras quiun dotor... Nací aentro de una guitarra, hijo e cantera y de payador y ansina e chico era mamén de mate amargo... Con que ya sabe usté la laya e seso que tengo yo pa aprecear el pespunteo y la letraúra...

 

Don Erasmo.

—No serán tan güenas vigüeleras como las de sus pagos, pero tamién suelen hacéle cosquillas por las tripas y contimás que abundando el vino la comprensión es tajo en guata pelá... Conque acintúrense pa oír de lo fino... (Pausa).

 

Gaucho Don Tristán.

—Pero ya está gente en la cuadrera... Podemos tamién dir metiéndolo... (Pausa). En qué pensás viejo? Ah! En lo mesmo? No sea empecinao, mire que seva a tostar la sangre... A la mujer dejalá y al hombre dejeló... Quí le vá a hacer, si ya et bailabuén no cuaja, che! ...

 

Don Erasmo.

—Si nues eso... Al fin la mujer me importa un pucho de hoja... Pero hey sabía que este Perejil hijuna mianda vendiendo animales...

 

Gancho Don Tristán.

— Esa es vertiente diotro puquio amigo!...

 

Don Erasmo. (Misteriosamente se le acerca, mientras adentro de la casa empieza a sonar la guitarra y se ve el movimiento de la gente que llega).

—Usté sabe que de caa arreo, yo ey estao mermando la cuenta... Que son cinco, que son diez y hasta cuarenta... Ayer mesmo, cuando llegamos le pegué una contá al pifio y faltan varios... Tomé lenguas y como las gentes están viviendo para denunciar al prójimo, mi han dao la nombrá… El tal Perejil pasó hace una semana con cuatro vaquillonas mostrencas y unos novillos que eran seis… Se los vendió de noche a un abaste de Lonquimay…Compruebé too y hoy mesmo lo voy a aclarar a este hijuna grandísima... No pueo denuncia'e porque él me ha robao animales tamién robaos, así es que de que tenimos que apechugar de frentón y peírle cuentas solito... No le parece?...

 

Gaucho Don Tristán.

—Y la Clarita no estará en consentimiento desta feriá?

 

Don Erasmo.

—Se joroba pues! Y unque estuviera en el secreto, quién es quién. La maldita esa puee hacer con su cuerpo lo que le de gusto y entriegale el alma al Perejil, pero mis animales, que me cuestan suores de sangre eso renunca pues compadre... Son animales robaos, pero usté, sabe que son tan trabajosos pa traerlos por los risqueros, que bien pagaos están con fatigas, como si jueran compraos peso a peso… Me está fallando el bailabuén, pero este (le muestra un puñal) no mi ha fallao nunca, por estas luces que me alumbran y estos ojos que le viden…!

 

Gaucho Don Tristán.

—Canejo! Vamos a tener sol ferina! Ya sabe usté lo que dice Anastasio El Pollo:

 

"Naide de usté se despega

porque se haiga desgracian.

Y es muy bien agasajao

en cualquier rancho a que llega!"

 

Y, aura vamos a ver la fiesta… Las cuentas las arregla despuecito, che viejo!

 

Don Erasmo.

—Antes de la clarisa... Ejeme a mí no má! ... Ya veremos. (Mutis de ambos por la puerta de la rancha. La fiesta se anima en el interior y Clarita sale del lateral izquierdo corriendo y mirando inquieta. Se oye cantar ala tonada "La Palomita").

 

 

ESCENA QUINTA

 

Clarita.

— Cómo lo salvo Dios mío! ... Ña Pavez me ha advertido que Erasmo está enterao de la venta de los animales... Y entre cuatreros se puede perdonar toa infideliá, pero el robo de lo cuatreriao en jamacito... Pobre Perejil! Ya lo vide disgraciao... Mardita sea la mala hora en que llegó y lo aprendí a quierer...

 

Perejil.

—Clarita, questá disfariando? Si no hay cuidao... Tan lesos con la ranchera y el vino...

Clarita.

—Y yo penando por vos...

 

Perejil.

—Al puro retruque no má!

 

Clarita.

—Mi pobrecito... Ña Pavez dice que Erasmo ti ha sentenciao! Malhaya sea nunca!

 

Perejil.

—Nós encontramos, pues!

 

Clarita.

—Habis visto a Erasmo?

 

Perejil.

—Ey estuvo palabriándome.

 

Clarita.

—Tará celoso como matrero qués!

 

Perejil.

—No te mentó siquiera! Too jué averiguar de los animales y tengo entendío quel Coipo le pasó la nombrá... Me ijo exauto: "Si compruebo te parto el alma di una puñalá!"

 

Clarita.

—Empriéndelas luego mejor! Mi pobrecito tan aborrecío por quereo yo... Sálvate vos... Ejame a mí sufriendo y cuando se larguen pa la otra banda te golvís a acomodar aquí cerquita de tu china que te quiere pa bien...

 

Perejil.

—Como se te le ocurre que me voy a dir solo! Pero si la plata de los animales que vendí la tengo aquí en la faja... Yo ey pensao que cuando l'a fiesta esté ya por la clarisa, ensillamos dos matungo y llegamos de un galopón a Lonquimay... Y dey, el mundo es ancho pal pobre trabajaos y pa su piar es ná…

 

Clarita.

—Te acompaño entonces...? Juntos la hicimos y juntitos vamos al arriesgo!

 

Perejil.

—Quien dijo susto al mieo!

 

Clarita.

—Nos vamos a dir bien relejos, donde nua ya estos viejos que vienen a presumir de voltaires con la mentira del bailabuén... Bien relejos...

 

Prejil.

—Así me gustái por lo riesgosa! Qué tanto mico a este viejo descuadrilao, que ya ni el' bailabuén lo priende... En cambio con su Perejil tendrá frezá con uñas pa' toa la vía... Deja abrasate a toa juerza, unquete descoyunte los brazuelos... Deja besate despacito pá saboreate en tu querencia por úrtima vez, agüita e boldo con azuquita quemá! (Cuando están confundidos en un abrazo estrecho aparece Don Erasmo y el gaucho Don Tristán).

 

Gaucho Don Tristán.

—Qué le parece la visión... Deslegáñese che viejo, pero no agarre carrera todavía!

 

Don Erasmo.

—Mas pa mejor compadre! Dejo que se espida de la vía el muy perro... Por la mujer no me da ni esto, ni la mugre de luña... Pero mi cuenta del robo de animales, esa es dita que vi a cobrar... Déjelos que se espidan a too gusto...

 

Gaucho Don Tristán.

—Qué guaso fino pa preparar la volada, che!

 

Don Erasmo (gritando hacia el interior).

—Yastá pues, que vengan a seguir la ranchera aquí al corralón, que aentro hace un calor de los mil demonios!... Apurenlé!... Tré la cuncuna y la vigüela Coipo... Y no perdamos el tiempo, que la noche ya va pasá el filo de la media y las fiestas .de amanecía son descompostureras de cuerpo... Y vamos empezando otra vez...

 

Gaucho Don Tristán.

—Velay con el hijuna pal fierro. Aonde irá a parar la trenza compadre! (Llegan los mozos y las chinas y el Coipo y la Diuca se acomodan iniciándose inmediatamente la ranchera "Juan Moreira" de negrón y letra de Meche. Recitado):

 

"Aquí viene Juan Moreira

con el poncho y la cuchilla;

¡ché! baila esta ranchera

o te rompo una costilla..."

 

(Perejil y Clarita se han separado bruscamente al oír el grito de Don Erasmo. Clarita corre a refugiarse al lado de Ña Pavez. El ha quedado en primer plano, clavado por la sorpresa mientras Don Erasmo, lentamente se va acercando a Perejil).

 

Don Erasmo.

—Qué tal amigo...

 

Perejil.

—Aquí estamos don...

 

Don Erasmo.

—Va! No le había sentío ni las pisás siquerita!

 

Perejil.

—Como su mercé no me había envitao…

 

Don Erasmo.

—Pero si usté, es de la querencia y no necesita que lo enviten!

 

Perejil.

—Así cree usté, pero más son las coilas…

 

Don Erasmo.

—Cuando un hombre llega a una rancha y come en la misma olla que’l patrón, monta su bestia aperá, se calza las púas y se fija en su moza no preisa invitación paná... Pero cuando ese pajuerano es tan amalditao, que le arrea los animales p'al pueblo y los vende en el abasto, como cosa propia, ese es otro cuento distinto... No parece amigo?

 

Perejil.

—No me tire la lengua, que yo no le vi a dar soga!

 

Don Erasmo.

—No grite tanto... Si esto es pa callao! ... Las palabras sobran y hace falta pecho... Vos debís ser gallo e cancha pa tirate unos cuantos saltos conmigo? Pues entonces, vamos andando...

 

Perejil.

—No quería otra cosa... Al tiro vamos...

 

Don Erasmo.

—Me gustaste Perejil... Vamos pajuerita... Y que no se entere naiden…

 

Perejil. —Le llevo la elantera... (Mutis).

 

Gaucho Don Tristán.

—Buena suerte pues che compadre... Que no lo canse en el quite...

 

Don Erasmo.

—Descuide amigo, que soy matrero p'al cuchillo... El será más joven, pero los años y los sufrires, mi han puesto traidor... Por muy alentáo que sea el joven, a la mala pelea el viejo pa suplir flaquezas...

 

Gaucho Don Tristán.

— Güena suerte, y que no lo embrolle en el quite y busquelé a él la luna en la cara...!

 

(La ranchera sigue durante todo este diálogo, hasta que se oye un grito espantoso que paraliza la fiesta y calla la música. Clarita se abraza consternada a Ña Pavez. Cae el telón rápidamente).

 

 

FIN DEL PRIMER ACTO

 

 

ACTO SEGUNDO Y ÙLTIMO

 

(Misma decoración anterior. Empieza la amanecida con su luz tenue .dorando los primeros contrafuertes. El huaso don Erasmo se pasea nervioso por la escena haciendo sonar las "lloronas". Después de una pequeña pausa llega corriendo el Coipo).

 

ESCENA PRIMERA

 

El Coipo.

— Pucha con los cuenteros veleidosos!... Anoche mesmo salió un propio de éstos contornos a avisar a los carabineros la muerte del Perejil...

 

Don Erasmo.

—Que me priendan pues! ... Yo seré de los que se áhugan en un cucurocho di agua! ...

 

El Coipo.

—Apriétenle mejor don Erasmo... Mire que estos carabineros en despoblao lo jusilan a uno sin haber más...!

 

Don Erasmo.

—Entonces vos te estái criendo que yo les voy a poner pecho d'éstas pircas? ... Que me priendan p' allá arriba, cordillera aentro, onde éste guaso es huemul...

 

El Coipo.

—Esu es otra cosa pues don... Ejeme respirar, mire que ya me vide con la trijulca de balazos como tostaera en cayana mojá!

 

Don Erasmo.

—Vos seris muy güen cantor, como se pide pa gargariar a la jilguero, pero eres menos saltón que zorzal de parrón… Y, qué nos demoramos, en desaparecer... Un soplo a borneo e chicote... A ver... andavé a icile a los niños que traigan las bestias y las aperen al trotecito... Ya, nos juimos! .. .

 

El Coipo.

—Voy corriendo don Erasmo... A quí hora desaparecerán pa evitar las compromisiones con la justicia, por la miéchica! ... (Mutis).

 

Don Erasmo (Voceando para el interior de la casa).

—Compadre Tristán, destétese del mate que ya nos vamos a dir... Tamos loriaos y hay que apretar, mire...

 

Gaucho Don Tristán (Aparece con su montura y sus riendas).

—"Cuando a usté un hombre lo ofiende

 ya sin mirar para atrás,

péla el flamenco y ¡ sás ! ¡ trás !

dos puñaladas le priende!

 

Don Erasmo.

—Ejese de versainas por la gran pucha… Que no ve que ya vienen los carabineros pisándonos las taloneras!....la comezón de los nervios... como los coltros que silban apenas llega la escurana…

 

Don Erasmo.

—Sigue con tus versainas y guarda las puyas pa tu mancarrón!

 

Gaucho Don Tristán.

—Ahí le duele!... Estas hambres con esperanza de hartura no son hambres compadre...

 

Ña Pavez.

—Ave María Purísima, hijo por Diosito!...

 

Don Erasmo.

—Tese callá señora... Pa qué se aflige? Contraná... Hay que ponéle perros a la quebra !

 

Ña Pavez.

—Qué vá a ser de nosotros... pobres mujeres, solas…

 

Don Erasmo.

—Ya lo tengo tó dispuesto... El Coipo y La Diuca se quean aquí y cuando me haigan vendío los animales, Ud. arriando espacito se va en una mula pa la Cuyanía, con ellos dos… Allá veremos lo que se hace...

 

Ña Pavez.

—Conforme vos decís, pero y ésta niña e la Clarita?

 

Don Erasmo.

—Que se largue pa Lonquimay… Puede dentrar a una casa en que parezca bien, porque es lonja de asao pal palo, que cualquierita puee metéle el diente... Comués camino recorrío…

 

Ña Pavez.

—Vós mandai pues hijo... Tu goluntá es sagrá y de tus procederes no heimos de chillar… Paqué?

 

Don Erasmo.

—A l'hora que vengo a mandar, cuando ya me van pillando como si juera zorro rengo…Bonita la mandaúra!

 

Gaucho Don Tristán.

—Ya parece que vamos a estar listo... Apriétale la sobrecincha, mirá que en la resubida de la risquera se corren pelloneras pa las corvas...

 

"Naden tiene que pedir pase para otro partido

pues libre el hombre ha nacido

y ande quien puede dir…

Y si es razón permitir

que el pueblero vaya y venga

justo es que el gaucho no tenga

que dar cuenta adonde vá

sino' que con libertá

vaya a donde le convenga".

 

Don Erasmo.

—Tu gaucho quiebra don Estanislao del Campo... Nues cierto?

 

Gaucho Don Tristán.

—El mesmo pues Erasmo… Está visto que pa espeírse no hay nada más rendidor que la versaina. Ansina se disimula el caldo de sapo, ques bien amargo canejo! ... Y ustecita Ña Pavez vaya apresionándose en un parejero pal otro pago... Porque éste guaso de Erasmo no va a ser sombra por estos la dos... Allá se aquerencia y en vez de endilgar pal Chilecito rumbiamos pa la Pampa, que tiene el ombú...!

 

Ña Pavez.

—Viejaña estoy ya pa aventurar, pero qu' hago?... Seguir paonde me enfile el destino, que es travesía e viento... Disgracia grande ésta que nos ha venío a acontecer, cuando yo contraté al Perejil por comedlo y pa mejor ayudar a la prosperiá... Y too salió güelta abajo... Que se consintió con la Clarita, que si robó los animales de Erasmo y que se desafiaron a puñalá limpia, ya ve Ud. pues don Tristán las consecuencias… La Clarita pa Lonquimay, a sufrir reveses y quiltrazos y el Perejil muertecito con la guata al puelche... Benaiga con la suerte bien casquivana! Y toa la tranquiliá de la puebla hecha humillo. Animas Benditas, cuando estábamos mejor de posibles, cacharpiaos y no había penurias ni faltas… Y aura, too espabilao y la vieja más sopa quí un espino e risco…

 

Gaucho Don Tristán.

— Pero aquí estamos presentes para remediar la escompostura. Una rancha se para, habiendo voluntá que adobe, en un piazo de tierra, con un arbolito que la sombré y un hilo de agua pa remojar el gañote... La vida sin penas y sin aflicciones es como cuchillo sin punta... Vaya, ña Pavez, ejese de llanteos y aprienda a tener el corazón con costura remachá. Aura hay que desimular frente a los carabineros!

 

Don Erasmo.

—Güeno, si acabaron los aspavientos... Toa muy tranquilito y en orden y Uds. no saben del cuento... El Perejil? Mentira que lo dí güeltal... Cuando los carabineros las atraquen. Ud. se pone furiosa… Quise han, imaginaoa? ... M'hijo Erasmo asesino?... Hay que gritar como mala e la caeza... Me entendió... mi hijo Erasmo criminal? Eso nunca... Son puras fantasías y coilas de los envidiosos que lo quieren pa mal. El Perejil va de arriero con el mesmo Erasmo... Alcáncenlo y se convencerán... Va a la güeltecita del repecho no má! Salieron hace unos minutos y deben dir aura cortando el filo del sendero que va al camino del boquete... Mi ha entendía mi vieja?

 

Ña Pavez.

—Ta bien... Pero si la Clarita no esimula y denuncia la verdá?

 

Gaucho Don Tristán.

—Mujer abandoná, mujer consentía pa la venganza, ya no pué amarrarse la lengua con la manea del interés... Tá en lo cierto Ña Pavez…

 

Don Erasmo.

—Llámela entonces, pa confesála de intenciones...

 

Ña Pavez (acercándose a la puerta del rancho la llama).

—M’ijita, venga que se van ésto y tienen que platicar algo con usté mesma... Clarita!... (Dirigiéndose a Erasmo). No sacarís ná si te portai muy formal con ella... Suavecito es mejor... Suavecito...

 

Gaucho Don Tristán.

—Acordáte que los corriones hacen lacillo cuando se sobajean suavecito, che Erasmo!

 

Don Erasmo.

—Por ey emprencipiaremos…

 

Clarita.

—Ey estado oyendo too, así es de que diga pues Erasmo lo que piensa hacer... No habiendo cariño, pa qué tanta consideración…

 

Don Erasmo.

—Lo que habís oído! Vos eres la única que me podís delatar, y aunque tendrían que nacer de nuevo pa alcanzame en la cordillera, tey de advertir ques mejor que recobrís tu libertá sin achacáme la muerte del Perejil… Qué ganái? ... Un enemigo más después de haber perdío a tu amigo, a ese lairón quey quea bien castigao…

 

Clarita.

—Es que yo no vi a vivir de adre… Ni paloma torcaza que juera!

 

Don Erasmo.

—Con esa cara vos no te morís de hambre en niunita parte, contimás quetay tierna entuavía…

 

Clarita.

—Es que vos me creís cebá a fartas?... Ta güeno pa sufrir...

 

Gaucho Don Tristán.

—Ancina va de largura che niña… Y vos Erasmo granialé la munición a esta ñandú, que la mañana está en despunte...

 

Don Erasmo.

—Güeno! Hasta cuando ilatamos…Lo dicho y nuay más: me dai asco y lástima.

 

Ña Pavez.

—No te propasís hijo, que es custión de arregláse y no de trijulquiar por el puro fringoleo no más...

 

Don Erasmo.

—Yo no le podía pedir a una mujer joven conforme vós, que estuvierai apretiná a un viejo cucarro, que ya ni el bailabuén le priende... Pa eso las mujeres buscan la conformiá en un hombre alentao, y uno, cuando apenitas para en su casa, tamién debe dejar que la via travesée, contimás que la mujer a nacío pa eso: pa la travesura... O te estai creyendo vos que mi ha dao celos el Perejil? ...

 

Clarita.

—Por eso lo mataste viejo amalditao…

 

Don Erasmo (Se ríe a carcajadas).

—Era lo que fartaba agoral... Por mujeres matan los güainas, pero los viejaños no podimos dentrar por esa ley del honor, porque el honor consentío lo hace el hombre que cumple al fiel con su mujer… Y vos sabís, que en respeuto a eso, yo ya estoy despaletao…. Por eso, renunca pensé en celáte, pero cuando vide que el Perejil se había apropiao de mis animales, entonces se me le subió la sangre a la caeza e hice lo que hice... A vos no te podía defender, porque no tenía el derecho a hacerlo, pero a mis animales sí. Sí y sí! Eso es too y vos te habís créido, que yo me había acriminao por una veleidad del corazón?... Já, já, já! Ta güenazo... Ya muy güeno!

 

Clarita.

—Pa pior jué esa maldad y te pesará como un remolque...

 

Gaucho Don Tristán.

—Más acomo pa Usté pues niña... Si Usté no es la culpa de la muerte del Perejil, no vaya a ser tan ventolera en dir a delatar al compadre… Ejese que se fugue tranquilo!

 

"A veces, con viento en la anca

y con la vela al solcito,

se ve cruzar un barquito

como una paloma blanca...

 

Ña Pavez.

—Claro pues hija... Queái libre como pájaro y nunca de faltáte unos cobrecitos pa pasar el primer tiempo... Al fin y al cabo, Erasmo le ha dicho al Coipo, questá encargao de vender el pifio, que te pase algo pa la mano...

 

Clarita.

—Si mi han de echar así tan dispreciá, no quiero niunita cosa.... Guárdese su plata no más! ... Ya me las arreglaré yo...

 

 Don Erasmo.

—Pero, qué más querís? ... La gran pucha la mujer idiática!

 

Clarita.

—Te digo Yo que quiero?... Querís oilo, viejo e moleera? ... Que digai aquí, ilante e toos, que mataste al Perejil, porque yo lo estaba aprendiendo a querer; quelo mataste porque estabai negro e celos y te dio envidia mi cariño... Lo mataste a la mala, a la pura traición, cuando el pobre entuavía no había alcanzao a pelar su cuchilla, porque le teniai mieo... El justificativo del robo de los animales fue la discurpa… Allí mesmo lo enterré esta mañanita, y el pobre Perejil tenía su cuchilla muy acinturá y sin uso... Por eso te vi a denunciar, por mauloso pa peliar con los cristianos, por cobarde que sos, por asesino a la mala… Si él hubiera quéido muerto peliando de frente, por la ofensa que ti había hecho, yo te había pedío perdón ... Pero así nunca, porque un guaso cobarde conforme vos sólo merece que le escupan la cara y lo entrieguen a la justicia…

 

Coipo.

—Cállese mejor Clarita, mire que estarnos en el apuro e las cuentas que hay que arreglar a relampagazo, antes que nos jusilen…

 

Gaucho Don Tristán.

—Aura si que está el embrollo con bien de mal!... No perdamos tiempo, que ésta niña nos va a soltar la quiltrería por el rastro... Qui hacimos que no matungueamos che?

 

Don Erasmo.

—Vamos entonces... Güeno mi vieja... Abrázame y curdiéle la boca a ésta descosía, porque le juro por éstas, que si me llegan a alcanzar los carabineros, me desbarranco antes que me toquen unpelo, una hilachita así... Cuando llegue a la otra banda le mandaré un propio pa saber noticias suyas y de mis cosas... Ya nos encontraremos vieja en esta arverja e mundo! ...

 

Ña Pavez.

—Que salgai con bien d'esta aventura! Que se achique la risquería pa dejarte arrancar...

 

Don Erasmo.

—Y vos Coipo ya subís la treta… Curdia a la vieja... Ná les faltará....

 

Coipo.

— Tése callao que yo soy componedor fino...

 

Don Erasmo.

—Vamos compadre... (Empieza el mutis hacia la pirca donde esperan los caballos).

 

Gaucho Don Tristán.

—Güeno pues niña… A Dios se dejan las cosas cuando remedio no tienen y arriéis dale a mi viejo Martín Fierro:...

 

El zorro que yá es corrido dende lejos la olfatea.

No se apure quien desea hacer lo que el aproveche.

La vaca que más rumea

es la que dá mejor leche...

 

Coipo (acompañando a Don Erasmo hasta la pirca).

—No se apensione por la veterana que quea en güenas manos...

 

Don Erasmo.

—Maldita l'hora en que me fui a enyuntar con ésta condená isleal... M'iré relejos pa no asquirizáme.. .

 

Gaucho Don Tristán.

—Ñá Pavez no desprecée la otra banda, que allá también lo pasamos bien y hasta cuando la veamos enfilar pa mis pagos... Disculpe el geniazo de Erasmo y descuida que la justicia no nos encuentra ni el aliento... Hasta cuando la veamos pa recibirla como se merece con mis paisanos quiebras...

 

No te debes afligir

aunque el mundo se desplome.

Lo que más precisa el hombre tener, según yo discurro

es la memoria del burro

que nunca olvida onde come...

 

(Hace mutis también detrás de la pirca y monta a caballo).

 

Don Erasmo.

—Ná se nos quea, más que la vieja...

 

Gaucho Don Tristán.

—Los mozas ya van picando la ilantera…

 

Don Erasmo.

—Vamos andando, pa alcanzar a galopiar antes del repecho... Adiós pues toda la compañía... (Mutis).

 

Gaucho Don Tristán.

—Adiós pues Coipo y decile a la Diuca, que pa estotro año voy a venir a oíle otra rancherita... Adiós ña Pavez... Adiós niña y frúncete... (Se va entonando la ranchera Juan Moreira, mientras Ña Pavez y el Coipo le dicen adiós con la mano).

 

Coipo.

—Adiós gaucho quiebra... Saludá a tu compadre Estanislao…

 

Clarita.

—Adiós cobarde, malero viejo... Asesino (Cae llorando en brazos del Coipo). Ojalá te despeñís y te hagai tirita esa caeza de peuco matrero... Guaso cobarde... Cobardazoo!...

 

(Se oye lejana la ranchera que va entonando Tristán).

 

Coipo.

—Cómues eso? Llorai y lo insultan… Te afligís por un lao y te repica el gusto de no vele más en tu vía!... Mujer habíai de ser pal dobleancho…

 

Clarita.

—Llóro de rabia, de no poerme vengar, de véme tan fébril y no tener juerzas pa hacéle la colcha al muy maula...

 

Coipo.

— No te pongai a difariar... Pensemos más mejor en lo propio y miravé que es más conveniencia espantar el peligro, que buscar la revancha… Sécate los ojos, acomódate las quiscas y alégrate de haber salín con bien de ésta junción, mira que si te toca un hombre cuartiaor, no se escurpa con el robo de los animales, sino que te apuñalea hasta las cachas... Te habías librao por milagro!...

 

(La vieja Ña Pavez sigue moviendo su pañuelito y luego se seca los ojos y vuelve a primer término).

 

Ña Pavez.

—Rosilla e polvo quedó la regüelta de la cuesta… Ya agarraron carrerón y pa que los pillen tendrían que montar en un celaje… Agora, vos dirái Coipo... Tú estai aleccionao... Quí hacimos si ya vienen éstos tragándose el camino ailante? ... Habla vos...

 

Clarita.

— Ojalá lleguen luego… Meconcito que los voy a endilgar por la misma huella, pa que los acolleren y los traigan marconranos; pa velo humillao, bien siguro de manos, como fascineroso que es, y después, encanao hasta la tuza con una perpetua…

 

El Coipo.

— Agora tallo yo pues m’hijita…Ud., se va a callar la boca como una finá y vamos cociendo peumos por aldás…No vaya a ser cosa que yo tamién me disgracie por su culpa… Y tiene que obedecéme, porque nu estoy mu confiao e mi pacencia…

 

Clarita.

— Ya veremos… Ná sacan con apretarme las clavijas…

 

Ña Pavez.

— Te debís callar, porque habís faltao y la causal de tuito sos vos… Ya vide a un hombre conforme Erasmo, suplantao en su mujer y robao de sus animales, que tenga mejores maneras pa ejarte libre, cuando debió haberte molío a palos y después echao al camino como una borrega tiñosa… Debís estar agradecía que no te haya marcado en la cara de un puntazo, pa que lo recordarai toa tu vía y aprendierai a respetar a las personas mayores… Ta güeno, que agora vengay a delatálo, cuando él jué asesino por tu mesma culpa… Y al final la vía tiene más güeltas que réiz de coirón y Erasmo pue golver pa estos laos y entonces te vai a encontrar con el compromiso de explicarte… Jrúncete mejol y si habís sentío al finao Perejil, agora questay librecita, nu te han de faltar otros perejiles pa consolate… Librecita la torcaza pará sola en palo e quema… Y no te olvidís, quel que ha sido capacito de matar un cristiano, nadie lo descurpa que se cébe…

 

El Coipo.

—La pura verdá na Pavez… Lo que le mienta a ésta niña. Contimás que yo tengo encargo de dále algunos cobres pal pasar del priemr tiempo, mientras encuentra posición y se aquerencia por ey, ya que su pior es ná no le falta una pollona tierna!...

 

Clarita.

—Tan de priva pa aconsejáme, pero vido que es pa mi convenecia, así es de que, no molestaré el plan y puee Uds., hacer lo que se les dé la gana… Me callaré, claro que me callaré, pero nuey de perdonar renunca la ofensa de este atravesao de Erasmo, que viene hacer consentir que mató al pobre Perejil por el robo de animales, cuando se está viendo a las claras que jué por mí…Porque él ya no me servía ni pa abrigáme los pies!... Y eso, cuando llegaba a la puebla, caaseis meses largos… Me ay de callar… No voy a resucitar al pobre finao Perejil, con salir a denunciar a estos viejos maleros…

 

Ña Pavez.

— Siempre había dicho yo que vos erai una niña compuestita y alistá pa servir a los demás cristianos…

 

El Coipo.

—Si yo no había dudao renunca que la Clarita era firmera pa audar a cuartiar la carreta…

 

Clarita.

— Harto que me cuesta echar cuerpo atrás… Pero en fin, qué sacaría yo con enliarme en este pantano?... Más vale dirme con mis chirpes y con el recuerdo de too lo que ey perdío…

 

El Coipo.

— Pero le queará de escapulario el agradecimiento de este guacho. Y agora vamos a dir preparando la despistaúra, mire que estos gallos son lechuzazos pa rochar en l'escuro…

 

Ña Pavez.

— Deben venir galopiando ques vicio, porque del retén hasta la puebla de Sandoval, habrán sus cinco leguas mayormente...

 

Clarita.

— A los valientes le temblequean las carnes... Matar al Perejil a traición y una que se habría hecho güinchas por efendélo, atragantá agora con la veráá!... Ay! que me perdone su ánima en pena... Benaiga con la vía bien quiltraza con los pobres qui han faltao por necesiá…

 

Ña Pavez (Está mirando al camino desde la pirca, haciendo pantalla con su mano).

—Allá viene corriendo un bulto... Y allá lejazo viene una polvadera.. .

 

El Coipo.

—Entonces no tenimos tiempo que perder... Oiga ña Pavez, deje que se acerquen y nos pillen despreveníos... Vos Clarita, tráete la tetera y encandilá un poco de juego... Aquí se sienta Ud. ña Pavez y se pone a matiar, tal cual... Yo me siento aquí y estoy punteando la guitarra muy abrazao con la Diuca… Que too aparezca tranquilo y naiden malicée ná el suceso de anoche... Cara e palo, esués... pa espistar…

 

(Mientras Ña Pavez y Clarita, presas de inquietud simulan sus quehaceres, llega corriendo la Diuca).

 

Ña Pavez.

—Que sofoco...

 

La Diuca.

—Vengo derrengá de tanto correr… En diez minutos más llegan! Vienen matando caballos los hijuna.. Son tres con el cabo del retén... La nombrá de la muerte del Perejil se ha esparramao ques vicio… Nuay quien no sepa toíto, pero yo le advertí a la Matea del despacho azul, que too es una mentira tamaña za, y que el Perejil se jue con el arreo pa la cordillera... Toy más nerviosa!... Y tengo una tincá enjutita de feaza... Ay! Coipo pa qué vendríamos a meternos en esta trifulca!...

 

El Coipo.

—Parecís....mujer por lo nerviosa!... Nuay tiempo que perder! Siéntate aquí a mi lao...Ya, pues!...

 

Clarita.

—La media coila que están inventando... Creen éstos que toas los cristianos nacen pasaos por la cola el pavo... Ya verán que nos van a llevar a toos cortitos pa Lonquimay... Ay! que risa me va a dar cuando vaya en marcorna!

 

Ña Pavez (que ha vuelto a mirar el camino vuelve temerosa).

—Ya han llegao éstos hijunas... Se han esmontao y agatillaron las carabinas y vienen pacá haciéndose rastras por la orillita del camino... Son tres pero parecen diez por la anchura de las ponchas de Castilla…

 

El Coipo.

—Ya dije! No se dejen traicionar por los nervios... (Empieza a despuntear la guitarra)… El Perejil se jué pa la Argentina con los baquianos y nuay otra letra!...

 

La Diuca.

—Ya se sienten las pisás…

 

El Coipo.

—No sean miolentas por la pucha !... Si me siguen nuá de pasar ná e peligro... Vamos Diuca haciéndonos los despreveníos...

 

(Empiezan ambos a cantar la palomita).

 

Qué bonito que cantaba

La palomita en su nido

 

(La palomita en su nido).

 

Abriendo el pico y las alas como si hablara conmigo.

 

(Como si hablara conmigo).

 

Ña Pavez.

—Están rempujando la puerta de la rancha! ... No puco remediar el tiritón de las carnes...!

 

El Coipo.

—Ese debe ser uno, porque ya le siento el resuello a otro por detrás de la pirca... El Perejil se jue pa la Argentina con Erasmo, el Gaucho don Tristán y los mozos… Va contentazo! ... Tenía antojo el pobre de correr pa la otra banda!...

 

(Si ay-ay-ay mi palomita me has robado todo el alma

Tuita, tuitá, tita…

Ya no quieres palomita...)

 

La Diuca.

—Tengo tanto mieo que nos disparen por la espalda! ... Que medio escalofrío me baja de la nuca a los zuecos...

 

Clarita.

—Aguántenle agora! Así mesmo asesinar ron al finao Perejil... Por la espalda...

 

El Coipo.

—Cálate maldición... No me echís a perder el desemulo y jrúncete mejor, antes que me recondene aquí mesmo…

 

Acuérdate palomita

cuando en mis brazos dormías

cuando la sed te apuraba,

de mis lágrimas bebías. (Refrán).

 

Ña Pavez.

—Animas Benditas! ... Ya entró uno a la rancha... Tá puntiendo debajo de la cama...

 

La Diuca.

—Ya está apuntando pacá… Por Diosito que nos va a dar güelta...!

 

(La Diuca se abraza desesperadamente a Ña Pavez e inconscientemente caen en un rezo común).

 

Ña Pavez.

—Paire nuestro que estai en los cielos…

 

La Diuca.

—Paire nuestro que estai en los cielos santifícao.

 

El Coipo.

—Si ay, ay, ay, mi palomi…

 

(La frase se corta cuando se oye descerrajar violentamente una puerta. Golpes y gritos. Ña Pavez no puede retener un sollozo. Todos quedan detenidos y aterrados esperando, mientras cae el telón).

 

 

FIN

 

NOTA: Los tres últimos parlamentos fueron agregados por el Centro de Investigaciones del Teatro Chileno dependiente del ITUCH, respetando el espíritu e intención del autor, por cuanto ellos faltaban en la única versé i del texto llegada hasta nosotros.

 

 

GLOSARIO DE "BAILABUEN"

 

Para mejor comprensión de la obra, tanto en su lectura como en su montaje, incluimos este vocabulario de chilenismos, modismos e incluso algunas formas castizas, realizado por Hugo Salvatierra en colaboración con sus compañeros de la Escuela Nocturna de Teatro

 

ABASTE.—Abastero: el que compra reses para matarlas y vender la carne al por mayor.

 

ACINTURA.—Ceñida, estrecha.

 

ACINTURENSE.—Forma del verbo acinturar: cínanse, estréchense.

 

ACOLLAREN.—De acollarar: unir o atar por el pescuezo

un animal a otro para que formen pareja.

 

AGATILLARON.—Prepararon el percusor.

 

ALENTA.—Resistente.

 

ANSINA.—Adverbio de modo anticuado que quiere decir: Así. Usase todavía entre gente rústica.

 

APECHUGAR.—Dar O empujar con el pecho o cerrar pecho a pecho con alguno. Fig. y Fam. Admitir, aceptar alguna cosa venciendo la repugnancia que causa.

 

APERO.—Rebaño o hato de ganado. Utiles o animales de labranza. Recado de montar más lujoso que el común propio de la gente del campo.

 

APORCAR.—Cubrir con tierra ciertas plantas para que se pongan más tiernas y blancas.

 

APRETINA.—Fig. y Fam. Metida en cintura.

 

APURMONÁ.—Cansada.

 

AQUERENCIARSE.—Acostumbrarse a volver a un lugar. (Dícese principalmente de los animales).

 

ARRANCA. —ú. en Chile: partida o salida violenta.

 

ARREO.—Atavío o adorno de los caballos. Piara.

 

ASPAVIENTERO.—El que hace demostraciones excesivas o afectadas de espanto, admiración o sentimiento.

 

ASQUERIZAME.—Darme asco.

 

BAGUAL.—En Arg. bravo, feroz, indómito, dícese especialmente del ganado caballar o vacuno. En Chile, hombrote sobre todo si ' es de escasa inteligencia.

 

BAILABUÉN.—Deformación de Vailáhuén: yerba de efectos medicinales en afecciones hepáticas y excitante sexual.

 

BAQUIANO.—Experto, práctico en caminos. Guía para poder transitar.

 

BARBECHO—Dejar la tierra en barbecho: dejar la tierra que descanse.

 

BORDONEA.—Que pulsa el bordón de la guitarra. (Bordón: cuerda gruesa que da la nota baja).

 

BORNEO.—Movimiento del lazo, huasca o fusta.

 

CABERTERA.—Que no sigue. Que no resulta.

 

CABRERO.—Cansado.

 

CABRESTO.—Lazo de cuero. Correa.

 

CACHAR.—Oír.

 

CACHARPAS.—Trastos de poco valor.

 

CACHARPIADO.—Bien vestido.

 

CACHIRULEANDO.—Exagerando. Enredando. Complicando.

 

GAITA. —Animal.

 

CAMPEAR.—Salir al campo a buscar los animales.

 

CANEJO.—Interj. equivalente a "Carajo".

 

CANTORA.—Que canta por oficio.

 

CAPONES.—Animales castrados.

 

CATRERA.—Catre. Cama.

 

CALLANA-CAYANA.—Vasija tosca que usan los indios americanos para tostar maíz o trigo.

 

CEBA. Alimentada de...

 

CIMBRA.—Siembra. Desparrama. Balanceo.

 

CLARISA. — Amanecida.

 

COCHEZUELA.—Hueso de la rodilla.

 

COILAS.—Mentiras.

 

COIRÓN.—Planta gramínea de hojas duras y punzantes que se usan principalmente para techar las barracas de los campos.

 

COLCHA.—Collera, acto de pelear de igual a igual.

 

COLTRO.—Niño chico. Rapaz. Pájaro.

 

COMPANA.—Compañía.

 

CONTIMÁS.—Cuanto y más.

 

CORRIONES.—Cuero que sirve para amarrar.

 

CORTONA.—Tímida, falta de palabras.

 

CORVAS.—Parte de la pierna opuesta a la rodilla.

 

CUADRERA.—Caballeriza. Pieza espacies.

 

CUAJA.—Fam. Tener efecto una cosa.

 

CUANTUÁ.—Cuanto ha.

 

CUARTIAOR.—Descuartizador. En el caso de un animal: bueno para tirar.

 

CUARTIÁNDOLO.—Ayudándolo, facilitando su paso.

 

CUCARRO. —Loco.

 

CUENTERO.—Que tiene la mala costumbre de llevar cuentos o chismes de una parte. a otra.

 

CUJA.—Cama.

 

CUNCUNA.—Oruga. Planta cuyas hojas se usan como condimento por su sabor picante. Salsa gustosa que se hace de esta planta con azúcar o miel y vinagre. Fig. Acordeón.

 

CURDIA.—Cuidado.

 

CHAMELICO.—Aliño fuerte. Útiles de cocina.

 

CHARANGA.—Música militar que consta sólo de instrumentos de metal.

 

CHIFLAD.—Dícese de la persona que tiene algo perturbada la razón.

 

CHIFLÍO.—Silbo de perdiz.

 

CHIRPES.—Ropa en mal estado.

 

CHOCOS.—Rabos.

 

DERRENGA.—Descaderada.

 

DESCUADRILAO.—Que sale de la cuadrilla o va fuera de ella. Desrengado.

 

DESPALETAO.—Rota la espaldilla. Desconcertado.

 

DESPUNTE.—Refiriéndose a la aurora: empezando a amanecer.

 

DESTETARSE.—Soltarse de la teta.

 

DIJUNTIA.—Disgusto.

 

DIR.—Ir.

 

DITA. —Deuda.

 

DOBLEANCHO.—Actitud doble.

 

EMBROLLE.—Enrede.

 

ENCANAO.—Encarcelado.

 

ENCANDILAR. —Avivar la lumbre.

 

ENCARGO.—Fig. Conozco.

 

ENDILGAR.—Encaminar.

 

ENJABONÁNDOSE. —Jabonándose.

 

ENJUTA.—Camina hacia.

 

ENTARUGAOS. —Bien colocado.

 

ENTENDEERAS—Entendimiento.

 

ESCURANA.—Oscuridad.

 

ESPABÍLATE.—Despabilar. Fig. Despachar brevemente o acabar con presteza.

 

ESPUNTAR. —Despuntar.

 

FACÓN.—Cuchillo grande, del que va provisto el gaucho.

 

FELPIADA.—Zurra de golpes.

 

FERIA.—Fig. Trato. Convenio. .

 

FILÚO.—Afilado.

 

FIRMEROS.—Firmes.

 

FLAMENCO.—Daga o puñal grande.

 

FOCULAO.—Acostumbrado.

 

FREGANDO.—Restregando.

 

FREZAS.—Frazadas.

 

FRINGOLEO—Molestia.

 

FRÚNCETE.—Fig. Afectar compostura, modestia y encogimiento.

 

GAÑOTE. —Guargüero o gaznate:

 

GARGARIAR.—Fig. Hacer. gárgaras. Fig. Cantar.

 

GRANIALE.—Fig. Proporciónale.

 

GUARGÜEREEN.—Fig. Tomen, beban.

 

GUAINA o HUAINAS.—Jóvenes.

 

GUARAPO.—Bebida fermentada. Aguardiente.

 

HIJUNA.—Sinalefa de Hijo de Una.

 

JILGUERO.—Cantar.

 

JOROBA.—Molestia enfadosa.

 

LETRAÚRA.—Literatura. Deform. de texto, letra.

 

LICIONES.—Lecciones.

 

LTENDRANDO.—Fig.« Encaneciendo.

 

LORIAOS.—Espiados.

 

LLORONAS.—Espuelas,

 

MACUCO.—Cuco. Muchacho grandullón.

 

MAMÓN.—Bebedor habitual.

 

MAMPUESTO.—Disparar apoyando el arma en una horcaja.

 

MANCARRÓN.—Adj. aum. de Manco. Matalón. (Dícese de la caballería flaca, endeble y que rara vez se halla libre de mataduras).

 

MANDAERO.—El que sirve para hacer mandados.

 

MANEA.—Maniote. (Cuerda o cadena con que se ata a una res en las patas).

 

MANGUEAR.—Acosar el ganado mayor y menor para que entre en-la manga.

 

MARCORNA.—De marcornear. Amarrar en parejas.

 

MATRERO.—Astuto, »diestro y experimentado. En América, suspicaz, receloso, arisco. Llámase así al gaucho errante por huir de la autoridad.

 

MATUNGO.—Dícese de la caballería flaca, endeble y que rara vez se halla libre de mataduras.

 

MAULA. —Cobarde. El gaucho tenía por cobarde al que usaba armas de fuego.

 

MIOLENTO. —Asustado, miedoso.

 

MOSTRENCAS:—Fig. Gordas y pesadas. Fig. Persona que no tiene casa ni hogar ni amo o señor.

 

NACHI.—Sangre fresca del animal que condimentada debidamente, se sirve recién muerta la res.

 

ÑANDÚ.—El avestruz de América.

 

OMBÚ. —Arb. de América. Crece en la pampa.

 

OPEL.—Entrañas del animal que se sirven crudas y aliñadas, recién muerta la res.

 

OREJEADOR.—Avisado.

 

PAGO.—Distrito determinado de tierras ,o heredades en especial de viñas.

 

PANGARE.—Clase de caballo.

 

PAJUERANO.—Extraño. Foráneo.

 

PAREJERO. —Dícese del caballo de carrera y, en general, de todo caballo excelente y veloz.

 

PAVA.—Tetera.

 

PAVERAZO.—Teterazo.

 

PELA.—Desenvaina.

 

PELOTIAR.—Agarrar. Recibir.

 

PELLONERAS.—Pellejas curtidas que a modo de caparazón forman parte del recado de montar.

 

PENSIÓN. —Tristeza.

 

PESPUNTIAR.—Contrapuntear con guitarra.

 

PIÁRA.—Manada de animales. Rebaño de ovejas.

 

PIEURÚOS.—Duros.

 

PINTURERA. —Persona fina, elegante y bien parecida.

 

PIRCA.—Pared de piedra en seco.

 

PRIENDE.—Toma. Agarra.

 

PUCHA. —Inter. que denota impaciencia.

 

PUELCHE.—En Chile: viento que sopla de la cordillera al poniente.

 

PULIMENTO.—Brillo.

 

PUNRIANDO. —Señalando.

 

PUYAS.--Punta acerada que en una extremidad tienen las varas o garrochas de los picadores y vaqueros con la cual estimulan o castigan a las reses.

 

QUILTRAZOS.—Fig. Golpes.

 

QUISCAS. —Fig. Cabellos tiesos.Cuchillo.

 

QUITE.—Movimiento defensivo.

 

RASTRAS—Arrastrándose.

 

RASTROJIANDO.—Def. de Rastrojear, recoger los despojos de las mieses después de segar.

 

RECADO.—Montura.

 

REJUCILE.—Relámpago.

 

RELENTE.—Humedad que en las noches serenas se nota en la atmósfera. Fig. Sorna. Frescura.

 

REPARO.—Resguardo.

 

REPECHO.—Cuesta bastante pendiente y no larga.

 

RESECA.—Fig. El sol.

 

RETRUQUE.--Segundo envite en contra del primero en el juego del truque o bolas.

 

ROCHAR.—Espiar.

 

RONTRA.—Recontra.

 

RUMBIAMOS, DE RUMBIAR.—Orientarse. Dirigirse hacia un lugar.

 

SENDERIANDO.—Abriéndose senda.

 

SENTIRES.—Sentimientos.

 

SOBRECINCHA.—Faja o correa que pasada por debajo de la barriga de la cabalgadura: y por encima del aparejo, sujeta la manta, la mantilla o el caparazón.

 

SOFRENE.—Refrene el ánimo.

 

SSOLFERINA.—Gresca. Sangre.

 

TABA.—Hueso del pie.

 

TALONERAS.—Pieza de cuero que se pone en el talón de .la bota para asegurar la espuela.

 

TEHUES.—Queltehues. Pájaros que habitan en el centro y sur de Chile.

 

TRILES.—Especie de tordo.

 

TRIJULCA.—Desorden y camorra- entre personas.

 

TRISTURA.—Tristeza.

 

TUPIGIÓN. —Cantidad.

 

VENTOLERA.—Vanidosa, jactanciosa, soberbia.

 

VERSAINAS.—Versos.

 

VIEJANA.—Vieja, anciana.

 

VIGÜELERAS.—Persona que toca la guitarra.

 

VOLTAIRES.—Volteadores, machos, viriles.

 

ZAFACOCA.—Riña. Pendencia. Trifulca.